El PROFESOR PANDA se preocupa porque tengas la mejor experiencia en las zonas arqueológicas de México, y en este caso, te vamos a recomendar cinco detalles que no debes de perderte en tu visita a la hermosa urbe de Tula. ¿Estás listo?
Este es el edificio más conocido de la antigua Tula. Se ubica al norte de la Plaza Central del sitio. En su parte elevada puedes ver a los famosos atlantes, colosales esculturas elaboradas mediante un ingenioso sistema de armado, permitiendo elevarlos más de 3 metros. El edificio se eleva más de 10 metros sobre la plaza central, y se encuentra formado por cinco niveles.
Talhuizcalpantecuhtli era una deidad asociada con el planeta Venus. La construcción del edificio está relacionada con el ciclo visual del planeta, permitiendo relacionar al astro con la luz de la mañana, el momento en el que el sol nace para cumplir con sus cometidos diarios.
No olvides visitar la parte trasera del edificio, donde se ha recuperado parte de la fachada original, integrada por numerosos frisos con animales feroces, como felinos y águilas devorando corazones.
Literalmente significa en náhuatl “muro de serpientes”. Esta hermosa estructura es básicamente un muro decorado con serpientes y figuras de esqueletos que emergen de las fauces de las serpientes. Se encuentra a pocos metros al norte del Templo de Tlahuizcalpantecuhtli. Se cree que rodeaba el recinto sagrado de la ciudad en alusión a la mitología, donde las pirámides son representaciones de montañas, y las serpientes, como moradoras de la montaña también son sus protectoras. En la parte más elevada del muro podemos apreciar un delicado detalle formado por elementos que representan caracoles cortados
Existen tres juegos de pelota en la zona arqueológica de Tula, pero el más impresionante es el llamado B. Se encuentra en uno de los lados de la Plaza Central, tiene una forma de doble T, mide 67 metros de largo. En las cabeceras existen pequeños huecos en los que se dedicaban ofrendas relacionadas con el juego de pelota.
Explorado por el arqueólogo Jorge Acosta, este edificio se encuentra al oeste del Templo de Tlahuizcalpantecuhtli, unidos por un pasillo de columnas. Al interior del edificio se encontraron espacios abiertos divididos en numerosos cuartos con columnas, lo que hace pensar a los investigadores que en este lugar no se habitaba, sino que se ejercía política y otras actividades administrativas. En su interior se puede apreciar otra novedad artística tolteca: las banquetas decoradas con imágenes de guerreros y procesiones.
Aunque te parezca increíble, existe una versión más antigua de la ciudad de Tula, a la que los arqueólogos conocen como Tula Chico. Mantiene la misma distribución general, pero con espacios más modestos. Los arqueólogos aún no han podido determinar por qué abandonaron Tula Chico para construir la ciudad que nosotros conocemos.
Pregunta a los custodios del lugar para saber si está abierta y si es posible visitarla, te encantará.