Templo Mayor es la zona arqueológica en la que se encuentran los restos de la gran capital de los mexicas.
En un pequeño espacio se han encontrado cientos de ofrendas y algunos edificios de la antigua ciudad.
Te recomendamos lo que no te puedes perder en tu visita.
Al centro del Gran Recinto, se construyó el Templo Mayor, el edificio más alto y más sagrado para los mexicas. Simbolizaba una montaña llamada Coatepetl, el lugar donde la mitología dice que nació Huitzilopochtli. Precisamente a él está dedicado uno de los dos templos principales en ese edificio. El otro estaba destinado al dios de las aguas, Tláloc, una deidad relacionada con los ciclos agrícolas, la vida y la regeneración del cosmos.
Durante tu visita podrás penetrar el edificio y observar las diversas etapas constructivas, así como los impresionantes templos de las deidades rectoras.
No dejes de observar el fabuloso chac mool que se encuentra al frente de la capilla de Tláloc, es espectacular.
Durante los trabajos para la construcción del nuevo acceso a la Zona Arqueológica del Templo Mayor, los arqueólogos encontraron un pequeño edificio redondo, de unos 16 metros de diámetro y dos de altura. Este edificio se encuentra mencionado numerosas veces en las fuentes históricas, y se indica que en él se realizaban diversos rituales y ceremonias de gran importancia, como la cremación y el depósito de los restos mortales de los emperadores.
Como Bonus, podrás observar un árbol que fue plantado hace más de 500 años al suroeste del Cuauhxicalco. Los mexicas creían que el cielo estaba separado de la tierra gracias a grandes árboles que ayudaban a crear el espacio de los hombres.
No. Este no es el Tzompantli de cráneos reales, este se encuentra en la calle de Guatemala, y puedes visitarlo en una de las ventanas arqueológicas que ha abierto el INAH para que el público pueda observar.
Al interior de la zona arqueológica puedes observar el Edificio B, mejor conocido como el tzompantli. Es un pequeño edificio al norte del Templo Mayor decorado con elementos arquitectónicos que representan cráneos de personas formados en hileras. De acuerdo con la historia de los mexica, el cuerpo de muchas de las víctimas de sacrificio eran utilizados como trofeos y en diversas ceremonias religiosas.
Los templos rojos son dos edificios ubicados al norte y al sur del edificio del Templo Mayor. Tienen un estilo que recuerda a la arquitectura teotihuacana, de la que tomaron diversos elementos, así como algunas ideas para la decoración de las pinturas murales que aún se conservan en estos edificios. Los mexicas creían que el universo había tomado su forma actual en la mitológica ciudad de Teotihuacan, por lo que hicieron diversas investigaciones y recuperaron varios objetos que volverían a enterrar después en la capital mexica.
Al norte del edificio del Templo Mayor se detectó un edificio dedicado a la formación de los guerreros de la antigua orden de las águilas. El interior del edificio tiene ciertas similitudes con la arquitectura de la cultura tolteca, particularmente evidente en las banquetas decoradas con imágenes relacionadas con la guerra.
Se cree que en este edificio los guerreros eran adiestrados para ir a la guerra a conquistar nuevas tierras y a traer con ellos a cautivos de guerra que, posteriormente, serían ofrendados y sacrificados a las deidades mexicas.
Todas las obras que han sido recuperadas en más de 40 años de excavaciones arqueológicas se encuentran albergadas en el Museo del Templo Mayor. A través de sus salas podrás observar numerosos temas de interés, como las relaciones comerciales, la religión, la fauna o los restos del momento del contacto entre la cultura mexica y la europea.